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1933. Por la puerta entreabierta de su habitación, Clara Campoamor escucha el traqueteo incesante de la máquina de coser en el pequeño s...

Saturday, April 27, 2019

Victoria Kent



1917. El mar. Le gustaba mirar el mar desde la orilla. Sentir el tacto de la arena fina sobre sus manos. La primera vez que la vio la luz de la playa reflejaba sus cabellos enredados por la sal y la brisa marina. Otro día fueron a la alcazaba. Cogieron las bicis y subieron hasta arriba. Cuando llegaron estaban sin resuello. Victoria se había puesto la boina negra de franela que su padre cosiera con sus manos expertas de modisto. El tercer día lo pasaron en el puerto. Allí vieron partir a los soldados que iban a luchar a Marruecos. Las madres lloraban desconsoladas. Las luces del puerto de Málaga al atardecer de aquel verano de hacía ahora sesenta años se le dibujaban en la memoria como los besos que se dieron, románticos y misteriosos.  (...)

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